Ya estás cansado del pochoclo? En busca del buen cine tiene la solución... CINE EN SERIO

jueves, 13 de agosto de 2009

CQ (USA – Italia – Francia - Luxemburgo, 2001)


Que la familia Coppola es una de las más importantes de la industria cinematográfica no es ninguna novedad. Francis Ford es un multipremiado director, creador de clásicos inolvidables como la trilogía de El Padrino, Apocalipsis Now y La Conversación. Sofía, su hija, alcanzó la fama también como directora con Perdidos en Tokio y la afianzó con su representación de María Antonieta. Su sobrino no es otro que el aclamado actor Nicholas Cage (Adiós a Las Vegas, El ladrón de orquídeas, Los tramposos). Sin embargo, en la película que se presenta hoy es otro el Coppola que figura en los créditos...

Su nombre es Roman, y es otro hijo de Francis F. Como es de esperar al reparar rápidamente en sus ilustres parientes, también él está involucrado en el negocio familiar de dirigir películas. En este caso se trata de su ópera prima y hasta el presente único largometraje: CQ. En él, se muestra como un genuino amante del séptimo arte que se permite, con el pretexto de narrar una historia, brindar un homenaje al mismo cine per se, su heredada pasión. Es así como las imágenes van generando un deja vu tras otro en el espectador, introduciéndolo en un mundo lleno de nostalgia y recuerdos que incluye reminiscencias de escenas de Godard, Fellini, Vadim, Buñuel, Polanski, Kubrick y Welles entre otros. Este bombardeo constante de alusiones a los grandes maestros de la pantalla grande es lo que otorga la originalidad al film, dotándolo de una personalidad tal que llega a generar una obsesión por el detalle y un entusiasmo en la apreciación de la película que, sin duda, es muy difícil de alcanzar y, más aún, de lograr mantener. Se trata, en resumidas cuentas, de una película – homenaje; de un verdadero festín para los amantes del cine.

CQ narra las acciones de Paul, un editor de cine que se encuentra en París trabajando en una película de ciencia ficción de clase B durante el año 1969. Él disfruta de filmarse a sí mismo a diario, en simples escenas de la vida conyugal. La relación entre el director de la película (un histriónico Gérard Depardieu) y el productor (un, por su parte, ampuloso Giancarlo Giannini) se hace insostenible, a punto tal que el primero renuncia. Un nuevo y excéntrico director (Jason Schwartzman) asume la tarea, pero su frenético estilo de vida lo aleja, también a él, del set de rodaje. Es así como se le otorga la responsabilidad de dirigir lo que resta del film a Paul, que debe lidiar con las presiones del productor por conseguir un final impactante y, además, con una inexorable atracción hacia la bellísima protagonista, que se hace cada más difícil de sostener. Pero no terminan ahí sus problemas: la relación con su novia está en franca decadencia, está muy lejos de su añorado hogar, no sabe bien qué es lo que está haciendo ni lo que quiere en la vida…En fin, las ya conocidas dudas existenciales que todos experimentan tarde o temprano…no lo cree Ud., querido lector?

En este deleite para los cultores del cine, se recrean pasajes de El Desprecio, La Dolce Vita, 8 y ½, Barbarella, Dr. Strangelove y muchos otros clásicos que ciertamente lo mantendrán en vilo y al acecho de los que –intencionalmente acaso?- he omitido, sin dejar de perder pisada a las andanzas del héroe y sus peculiares aventuras.

Publicado por BC

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