Ya estás cansado del pochoclo? En busca del buen cine tiene la solución... CINE EN SERIO

martes, 27 de octubre de 2009

Being John Malkovich (USA, 1999)


Si de películas originales se trata, sin dudas que la que se presenta esta semana alcanza el calificativo con creces. Se trata de una creación de Spike Jonze basada en un guión del genial Charlie Kaufman (Naturaleza Humana, Eterno Resplandor de una mente sin recuerdos) -dupla que se repetiría en la exitosa El ladrón de orquídeas- que se caracteriza por su naturalmente lograda fantasía. Si bien el film es de ciencia ficción (de eso no cabe duda alguna), irradia a su vez un innegable realismo plasmado, ingeniosamente, a través de la complejidad de los personajes.

¿Quieres ser John Malkovich? narra las acciones de Craig Schwartz (John Cusack), un titiritero desempleado que tiene mucho de antihéroe, y de su mujer, Lotte (interpretada por una irreconocible Cameron Diaz), una gran adepta a los animales. El matrimonio se encuentra en clara decadencia, hasta que Craig consigue un trabajo para un anciano llamado Dr. Lester aprovechando sus habilidades manuales y logra una bocanada de aire fresco. Pero resultará efímera: su nueva compañera de trabajo Maxine le resulta sumamente atractiva y pronto se enamora de ella. Este nuevo lugar de trabajo es un tanto peculiar: queda en el piso 7 y medio, un piso de techos bajos que tiene su propia historia. Más aún, existe una pequeña puerta que conduce al cuerpo del actor John Malkovich (interpretado por él mismo). Durante 15 minutos uno es capaz de contemplar el mundo a través de los ojos del reconocido actor. Luego el hechizo se rompe y la persona es lanzada a un descampado cercano a una ruta. Craig comenta su descubrimiento a Maxine, y deciden operar un negocio paralelo fuera del horario de oficina: por doscientos dólares cualquier persona puede disfrutar de la experiencia.

Pronto será Lotte quien prueba el portal, y queda obsesionada al punto de considerar cambiarse de sexo. En una de sus incursiones en Malkovich, el actor se encuentra con Maxine y Lotte se enamora de ella profundamente. Su amor es correspondido, pero sólo cuando está dentro de Malkovich. Esto, predeciblemente, no es del agrado de Craig que decide intervenir en forma drástica: apoderándose del cuerpo del actor en forma definitiva. A partir de este hecho, se producirá un conflicto de intereses entre los personajes (incluido el Dr. Lester, quien esconde un secreto trascendental) que desencadenará una serie de interesantes situaciones hasta el sorpresivo desenlace.

La obra se destaca por una dinámica visual que acompaña con asombrosa destreza las acciones, incluso las que requieren de alto despliegue escénico. Las actuaciones son otro de los pilares del film. Pero sin duda en elemento más sólido radica en la historia en sí, tanto en el argumento como en la precisión de su escritura. Una historia, querido lector, digna de un cuento fantástico pero trasladada al contexto del mundo actual donde, probablemente, las dudas y los dilemas sean los mismos que acosaban a los seres de aquellos antiguos relatos: las ambiciones, el amor, la fama, la soledad, la relación cuerpo – mente, la propia conciencia, la percepción… Y aquí, tratados tanto en forma de comedia como dramáticamente, se plantean inquietantes consideraciones al respecto.

Publicado por BC

jueves, 15 de octubre de 2009

The Royal Tenenbaums (USA, 2001)


La película que se presenta esta semana, como no podía ser de otra manera, se caracteriza por su particular sentido del humor así como por una fuerte originalidad, con un estilo claramente distintivo. Este estilo, querido lector, es aportado por su director Wes Anderson e identifica unívocamente a sus obras (entre las que se puede mencionar La vida acuática y Viaje a Darjeeling). Mezcla de comedia y drama, el largometraje presenta un desfile de personajes muy extraños -interpretados por actores de gran categoría- que exhiben sus raros modos con naturalidad. Las descripciones predominan a través de imágenes de alto despliegue visual, una permanente sensación de inacción y un logrado sentido del absurdo.

Los excéntricos Tenenbaums narra el acontecer de una familia muy especial, precisamente los Tenenbaums, que está compuesta por Etheline (Anjelica Huston), Royal (interpretado magistralmente por Gene Hackman), y sus tres hijos: Margot (Gwyneth Paltrow) –que es adoptada, Richie (Luke Wilson) y Chas (Ben Stiller). Pese a ser muy diferentes entre sí, los tres hermanos tienen algo en común: fueron niños prodigios. El futuro se avecinaba sumamente promisorio para los tres jóvenes genios, pero la ilusión no duraría mucho: un día durante su temprana adolescencia, Royal decide huir de la casa y abandonar a su familia. El duro golpe será acusado por los niños, que pronto verán desvanecidas sus habilidades y sus vidas envueltas en lo normal y ordinario. Veintidós años después, Royal se encuentra sin dinero y desalojado del hotel en el que vive. Sólo lo acompaña su fiel asistente Pagoda. Ante este panorama, y habiendo recibido la noticia de que Etheline planea casarse con su contador (Danny Glover), es que Royal engendra un plan para regresar a la casa y recuperar a su mujer y sus hijos: va a acusar un cáncer de estómago que lo transforme en víctima y le gane la compasión de todos.

Pero una vez en la casa nuevamente, las cosas son muy diferentes a las que esperaba. Margot se ha casado con un neurólogo (Bill Murray) que investiga obsesionadamente un extraño desorden patológico, no obstante lo cual mantiene un romance con el vecino - un asiduo consumidor de estupefacientes (Owen Wilson), que es el mejor amigo de Richie quien, a su vez, ha estado enamorado siempre de Margot y cuya carrera tenística se encuentra en decadencia. Chas, por su parte, tiene dos hijos -Ari y Uzi, a quienes sobreprotege desde la trágica muerte de su esposa, y aún guarda enormes rencores hacia su padre. Dentro de este contexto es que Royal pondrá en marcha su plan para reconquistar a su disfuncional familia. Pero, claro, su mentira es pronto develada y, con ella, nuevos problemas y acontecimientos saldrán a la luz.

El inteligente guión de Anderson, escrito en colaboración con Owen Wilson, destaca por su constante ironía y el profundo análisis de los personajes. Abundan la extravagancias y la mayoría de las situaciones son estrambóticas y desopilantes. Más allá de eso, la narración (a cargo de Alec Baldwin) dota de seriedad a las acciones generando un interesante contraste. Otro elemento digno de destacar es la música, con una gran cantidad de temas de rock y punk de reconocidas bandas. Es así como se compone este excelente film, que tiene tanto de excéntrico (así lo indica su nombre en la polémica traducción) como de magnífico.

Publicado por BC

miércoles, 7 de octubre de 2009

Barton Fink (USA - UK, 1991)


Habiendo incursionado provisoriamente en el género documental la semana pasada, esta semana se presenta una película singular y muy especial. Como ya se ha hecho sana costumbre, el largometraje en cuestión es creación de los hermanos Ethan y Joel Coen y se caracteriza por su gran profundidad así como por su inminente simbolismo. Magníficas actuaciones y una lograda estética complementan esta obra maestra, que catapultó a la fama a los hoy universalmente reconocidos hermanos (su film Sin lugar para los débiles es la prueba más fehaciente, aclamado por la crítica y de gran éxito comercial).

Barton Fink narra las acciones del personaje homónimo. El año es 1941. Se trata de un ambicioso escritor de obras de teatro de New York y es interpretado por el talentoso -y frecuente colaborador de los Coen- John Turturro. Su obsesión es la fiel representación en sus trabajos del “hombre común”. Cuando su última obra recoge cierto grado de aceptación del público y las críticas, recibe una oferta desde Hollywood mediante la cual le ofrecen una importante suma de dinero para escribir guiones cinematográficos. Y así parte el protagonista hacia la soleada California. A su llegada se registra en el peculiar hotel Earl. Allí conoce a su vecino de cuarto, Charlie Meadows (encarnado por el hábil John Goodman, otro habitué de los hermanos), un vendedor de seguros que parece representar el prototipo del hombre común. Barton se reúne con su empleador, un personaje memorable que le exige la realización del guión para una película de lucha libre clase B. Pero de vuelta en el hotel, los problemas comenzarán para él.

Se encuentra ante lo que se conoce como un bloqueo creativo. No puede hilvanar dos palabras consecutivas. Sólo parece poder apreciar el cuadro que decora su cuarto, en forma casi hipnótica. Es así como pide ayuda hasta dar fortuitamente con un famoso escritor al que admira. Decide abordarlo con sus dificultades, pero el consagrado artista tiene serios problemas con la bebida y prefiere delegar sus asuntos con su secretaria (que es también su amante). Es así como nace un romance entre ella y Barton. Romance que no resultará, como se puede esperar, para nada sencillo. Peor aún, el protagonista debe lidiar con un plazo para entregar el guión que se aproxima en forma implacable. Como si todo esto fuera poco, Barton recibe una visita de dos oficiales de policía que le informan que su simpático vecino no es quien parece ser. En medio de semejante caos es que el escritor deberá sortear los escollos que lo separan de su meta: la finalización, cueste lo que cueste, del ansiado guión de su debut cinematográfico que concrete su consagración…

La película, si bien es fácil de seguir (la acción transcurre en forma lineal), no es fácil de comprender. Encierra una alta dosis de simbolismo. Como toda obra vanguardista, permite una gran cantidad de interpretaciones. Cualquiera que sea la suya, querido lector, con seguridad lo dejará asombrado e impactado ante tal despliegue de talento. No puede uno forzarse en demasía a entender todo lo que sucede en la pantalla pero de seguro sí puede uno apreciarlo; después de todo, la forma es tan importante como el contenido. Más allá de esto, son innegables y evidentes las ya enumeradas virtudes del film como su desarrollo de los personajes, diálogos, actuaciones y, por supuesto, la estética visual de una época tan particular como trascendental. En síntesis, se trata de una obra maestra; un tanto surrealista, si se quiere, pero certeramente genial.

Publicado por BC