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lunes, 22 de agosto de 2011

Río Bravo (USA, 1959)


Esta semana se estrenó “Cowboys & Alliens”, con Daniel Craig y el eterno Harrison Ford. Una de cowboys enfrentando a seres de otro planeta. ¿Por qué no? El género que nació casi junto al cine norteamericano –si no al mismo tiempo, desde “Asalto y robo al gran tren” (1910)-, da para todo. De hecho, ha inspirado a los Sergio Leone y compañía en Italia, de la misma manera que, aún en cartel, se encuentra la argentina “Aballay, el hombre sin miedo”, de Fernando Spiner, que al comienzo de su lanzamiento fue catalogado de “western locro”.

Si alguien tiene preferencias por el género es Quentin Tarantino, quien en Cannes hizo una proyección especial de “Río Bravo”. Se sabe (aunque no estamos seguros de si es leyenda o realidad) que Tarantino afirma que, cuando sale con una chica nueva, la invita a ver “Río Bravo”. Y, si a ésta no le gusta, entonces la relación ya empieza mal. Tarantino ya se ha metido con el western de alguna manera, desde la música hasta los encuadres “Leoneanos” en Kill Bill. Y, especialmente, en “Unglorious Basterds” –la matanza en el bar es digna de un spaghetti western-, en donde brilló Christoph Waltz, quien está en el nuevo proyecto de Tarantino, “Django Unchained”, la historia de un esclavo liberado. Django es un nombre mítico en el género del spaghetti western y se espera, o se dice, que el propio Django original, Franco Nero, estará en la película.

Y a todo esto, ¿quién ha visto últimamente a Río Bravo? ¿Cuál es el secreto del éxito de esta película a la que también Peter Bogdanovich toma como un emblema?

Peter la llama “the shortest long western”, porque sus 2 horas y 20 se pasan volando. Y tiene razón. Se estrenó en 1959. La dirigió Howard Hawks, quien volvió a reunirse con El Duke luego de “Río Rojo” (1948). La leyenda dice que la hicieron como una respuesta a “A la hora señalada” en la que un sheriff (Gary Cooper) le pide ayuda a todo el pueblo ante el peligro inminente.

“Un profesional se la banca solo”, hubieran dicho, de haber hablado en nuestro argot, Hawks y Wayne. Así nació esta película. Wayne es el sheriff pero no está solo: lo ayudan un borracho perdido (Dean Martin), un viejo rengo (Walter Brennan) y un chiquilín metido a pistolero (Ricky Nelson).

Dicen que es como una novela negra y puede ser: mucha acción, muchos muertos, una peligrosa belleza femenina y pocos diálogos. El férreo sentido de la amistad varonil de Hawks (en la foto, dialogando con sus estrellas) aparece por todos los poros de cada fotograma. Encima, se rodó casi siempre de noche. Hay muertos a granel, tantos que hasta trataron de recortar algunos para que no fueran demasiado. Y hay canciones, y hay rifles usados como bates de béisbol y mucho más, porque la violencia es una protagonista más...
¿Y el argumento? ¡Ah, si! Un sheriff (Wayne) pone preso por asesinato al hermano de un poderoso terrateniente, y va a tener que custodiarlo hasta que llegue el juez. Así que deberá soportar el asedio de una horda de killers profesionales que llegan con los bolsillos cada vez más llenos de dólares. Dólares que Wayne y sus amigos encuentran tras matar a los delincuentes: “Cada vez valemos más dinero”, dice El Duke, en la piel de John T. Chance. Mientras camina todo el día con su rifle a cuestas (“Alguna vez me di cuenta que los que usan revólver pueden ser más rápidos que yo”), a la noche, Wayne lidia con una joven, bella e inquietante Angie Dickinson en su primer papel importante.

Sí, hay muchas razones para ver, como hemos visto, repetidas veces “Río Bravo”; tantas, como para asomarse a ella si aún no la vio.

Martin está espectacular en su labor de “Borrachón”. “Lo cité para hablar de su inclusión en la película a las nueve y media de la mañana y llegó una hora tarde”, cuenta Hawks. “Entonces Dino se disculpó diciendo que era el único avión que había podido tomar temprano desde Las Vegas. Lo vi tan entusiasmado que no pude decirle que no”. Ricky Martín fue contratado por su condición de joven vendedor de discos para atraer a las chicas adolescentes. Y aunque lo hace muy bien, uno lamenta que no haya funcionado el candidato original, un tal Elvis Presley...

En cuanto a si Tarantino realmente, como cuenta la leyenda, mide a sus chicas por el gusto o no por esta película, les recuerdo un dicho de “Un tiro en la noche”, de John Ford, cuando un periodista afirma: “Estamos en el Viejo Oeste; y cuando la leyenda es más fuerte que la realidad... se imprime la leyenda”.

Publicado por CI