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viernes, 16 de julio de 2010

Unforgiven (USA, 1992)


La película que se presenta nos sitúa, querido lector, nada menos que ante el género western. Grandes directores y talentosos actores incursionaron en él, logrando obras tan inmortales como esenciales. Tal es el caso de la que nos atañe, con la particularidad de que está lejos de la época de oro de los retratos del lejano oeste. Sólo un especialista en el género –tanto desde atrás de la cámara como frente a ella- podía revitalizarlo y aportar algo nuevo cuando lograrlo parecía más una utopía que una posibilidad concreta, cuando todo indicaba que el mismo estaba condenado a vivir de recuerdos. Éste no es otro que Clint Eastwood, hoy un aclamado y consagrado cineasta. Podría afirmarse que hasta realizar este proyecto, si bien ya existía algún indicio, su talento no estaba confirmado: todavía se lo asociaba con el duro policía Harry Callahan (protagonista de la saga Harry, el sucio) y con los spaghetti westerns. Desde entonces, y a partir de esta obra maestra, su nombre figura entre los más importantes del séptimo arte.

Los imperdonables narra las acciones de William Munny (interpretado por Eastwood), un otrora despiadado forajido, ebrio y asesino. Reformado, se ha recluido hace ya algún tiempo en la campiña, donde vive con sus jóvenes hijos. Su mujer, artífice fundamental de su recuperación, ha fallecido. Su situación económica es apremiante. Se siente viejo, cansado y solo. El pasado merodea. Un día, llega a su encuentro un intrépido joven que se hace llamar The Schofield Kid. Ha oído hablar de las infames hazañas de Munny y desea reclutarlo para una misión. En el pueblo de Big Whiskey, unos cowboys han atacado salvajemente a las prostitutas locales. Las mismas ofrecen una cuantiosa recompensa a quien logre matarlos. No sin dudas, el viudo finalmente acepta embarcarse en la peligrosa aventura. Como única condición, pide incorporar al equipo a Ned Logan (Morgan Freeman), su antiguo compañero. A Ned no le resulta fácil abandonar a su esposa, pero termina aceptando la oferta. Y parte así la banda aparte.

Las cosas no serán sencillas. El pueblo se encuentra convulsionado por el cuatro de julio y por el ofrecimiento proveniente del lupanar. Su sheriff, otro violento ex pistolero conocido como Little Bill (Gene Hackman, descollante) no está dispuesto a permitir la llegada de malvivientes cazadores de recompensas. La prueba de ello se produce cuando se topa con English Bob (otra labor sobresaliente, esta vez de Richard Harris), un viejo conocido de los tiempos pasados. En este contexto es que llegan los tres visitantes a cumplir su cometido. El mismo, como es de imaginarse, no les será nada sencillo. El resto es patrimonio del poniente.

Dedicated to Sergio and Don. Con esa sentencia finalizan los créditos. El director se refiere aquí a sus mentores, Sergio Leone y Don Siegel. Lamentablemente, ninguno de ellos vivió lo suficiente para ver la creación de su discípulo. Una oda contra la violencia. Un estudio sobre la importancia del pasado y la subjetividad de la moral, enmascarado en la simplicidad de un género que, como demuestra Eastwood, puede alcanzar un trasfondo enorme y significativo. Salud Clint; Sergio y Don estarían orgullosos.

Publicado por BC