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viernes, 10 de febrero de 2012

West Side Story (USA, 1961)



MEDIO SIGLO DE AMOR SIN BARRERAS

Una cámara aérea toma cenitalmente a la ciudad de Nueva York. Registra los techos, las avenidas y las calles angostas mientras se desplaza hacia el West Side, la zona Oeste de Manhattan. Allá abajo, en un patio de juegos cercado por alambres –un patio en donde la baldosa reverbera el sol y hace todavía más fuerte y pesado al calor neoyorquino- están ellos. Los Jets y los Sharks. Y una música (esa música...) y el chasquido de los dedos, y las miradas amenazantes. Sí, es una historia del West Side, una historia que encerrará en apenas 48 horas, el amor, el drama, la tragedia y la intolerancia a través del odio que enfrenta a dos pandillas de delincuentes juveniles, o que están a punto de serlo...
Todo en una misma película de 152 minutos de duración.

Amor sin Barreras se estrenó en Buenos Aires el 8 de mayo de 1962. A cincuenta años de su estreno en el cine –originalmente la obra, de 1957, se ofreció en Broadway- se lanza la versión en HD, con un slogan: “Un clásico que crece más joven”.

Aquellos que asistimos a aquel estreno... Fuimos invadidos por el color, la música, la danza, la fuerza y el drama de esta historia moderna de Romeo y Julieta.

En lugar de Capuletos y Montescos, están los Jets –norteamericanos de origen, irlandeses de sangre- y los Sharks –puertorriqueños buscando hacer la América en NYC-, enfrentados por, apenas, el control de un puñado de calles. Hasta que, en un baile, surge un encuentro. Tony (ex jefe de los Jets) y María (hermana de Bernardo, el jefe de los Sharks) se enamoran. Amor imposible, ya que ambas bandas se están reuniendo luego de ese baile, para pactar una lucha final: el ganador se llevará todo. ¿Habrá un ganador?

Lejos de las edulcoradas imágenes de los musicales rodados hasta entonces, Amor Sin Barreras es una película de jeans, camisetas transpiradas y zapatillas sucias, o de trajes de solapas finitas y vestidos multicolores. Fue filmada en las calles 68 y 61, por donde estaban entonces las bases de lo que es el Lincoln Center: de hecho, la demolición de algunas cuadras debió postergarse hasta el final del rodaje, que demandó seis semanas. En la calle 110 se encontró un desnivel perfecto: los bailarines saltan desde el West Side y aterrizan en el East Side.

La película no tiene estrellas. La única figura realmente conocida era Natalie Wood (María), quien al igual que su pareja en la ficción, Richard Beymer (Tony) no sabía ni cantar ni bailar. De hecho, así como Beymer sea tal vez el más desabrido de los actores, es aún peor saber que se le ofreció el papel a Elvis y que su desatinado manager rechazó la oferta...

Es imposible no mencionar al cabecilla de los Jets, un inolvidable Russ Tamblyn, como Riff. Ni al jefe de los Sharks, Bernardo, interpretado por George Chakiris. Y, mucho menos, a Rita Moreno (Anita, la novia de Bernardo), ya que estos dos últimos, además, se llevaron el Oscar al mejor actor y actriz de reparto.

Filmada a un altísimo costo, por el uso de lentes de 70 mm, el director original y coreógrafo, Jerome Robbins, debió ser reemplazado por Robert Wise, ya que los ensayos eran larguísimos y no se terminaban nunca. La música, de Leonard Bernstein, obligó a emplear no menos de 30 profesionales: siete metales, cinco percusionistas. La música es, en realidad, una de las grandes estrellas de la película: hay jazz, mambo, canciones de amor y una fuerza de energías imposible de describir.

El baile fue, en algunos casos, tan extremo que después de uno de los números, “Cool”, varios terminaron con las rodillas destrozadas y uno (Eliot Feld) internado por neumonía, tras colapsar al final del rodaje. Además, tuvieron que utilizarse más de 200 pares de zapatillas, ya que el duro suelo de Nueva York, no sólo arruinó el calzado sino las piernas de varios bailarines. Para aumentar la tensión entre Jets y Sharks, los dos grupos siempre estuvieron distanciados y, en lo posible, enfrentados por Robert Wise.

Pero es el todo lo que hace al todo. Amor sin Barreras rompió con los tradicionales cánones del musical. La única concesión que se hizo del original de Broadway al cine fue la modificación de algunas letras, ya que el original estaba plagado de malas palabras... Fue la primera producción en ganar 10 Oscars, incluyendo –claro- a la Mejor Película del Año.

Lo demás solamente se puede ver y disfrutar. Algunas de las canciones del film tomaron vida propia, como “María”, “América” o “Tonight”. En una de ellas, llamada “Quinteto” y que es una especie de himno guerrero mezclado con un canto al amor –variaciones en realidad sobre “Tonight”- participan todos en la más elaborada de todas las escenas.

“Quinteto...” El sol cae, rojo como la sangre, en el atardecer de Nueva York. Se acerca la tragedia. En las calles, desnudas y mal iluminadas, dos grupos de pandilleros piden guerra. Un patrullero se desplaza por las esquinas, con un detective implacable a bordo. En una ventana, María, una niña-mujer sonríe, pensando en su amado. En una habitación, frente a un espejo, Anita, una mujer-niña se perfuma, esperando a su hombre. Hay cadenas en las manos de los Jets; hay cuero trenzado en la de los Sharks. Hay esperanza en la mirada de Tony, que cree que podrá detener tanta locura.
El canto de todos se eleva al cielo de Manhattan, mientras nace la noche y el cine vive uno de los momentos más esplendorosos, mágicos y perfectos de toda su historia.

Publicado por CARLOS IRUSTA

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