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viernes, 22 de enero de 2010

Brother (Japón – USA - UK, 2000)


Le propongo, querido lector, alejarnos momentáneamente del mundo de la ciencia ficción y la fantasía para adentrarnos en una historia telúrica, más bien simple y violenta. La misma es creación del reconocido director Takeshi Kitano y, como es habitual en él, ahonda en la vida dentro del crimen organizado. Los códigos, el honor y las ambiciones entre los yakuzas (mafiosos japoneses) son su especialidad. En este film en particular, la situación se traslada a los Estados Unidos, donde a simple vista todo puede parecer muy diferente a lo que se ve y respira en el país nipón. Pero en el mundo del hampa nada es lo que aparenta, y las sorpresas abundan.

La película narra las acciones de Aniki Yamamoto (interpretado por el polifacético Kitano), un sangriento y despiadado yakuza que se dedica exclusivamente a la protección de su jefe, el líder de una importante agrupación mafiosa. Pero un día el jefe es asesinado, sumiendo al gángster en la más honda confusión. Confusión que se agudiza cuando su organización decide anexarse a las huestes de la familia rival. Aniki rechaza fehacientemente la unión, y pronto su cabeza adquiere un precio. Con toda la mafia tras sus pasos, el protagonista decide huir hacia los Estados Unidos, donde su medio hermano forma parte de una incipiente banda de narcotraficantes.

Aún desorientado, sin conocer el inglés y atravesando algunos momentos de zozobra, el desterrado logra dar finalmente con su hermano menor Ken. El mismo se encuentra en Los Ángeles, dentro de una banda de delincuentes de poca monta y origen heterogéneo. Este hecho llama la atención de Aniki al principio, pero rápidamente va comprendiendo el funcionamiento del negocio del otro lado del Pacífico. Y así, en poco tiempo, comienza a afianzar su vínculo con sus nuevos compañeros –en especial con Denny (Omar Epps)- e, incluso, a tomar decisiones. Su carácter, audaz y combativo, empieza a rendir sus frutos: el mercado se hace cada vez grande, se va eliminando a la competencia en forma progresiva. Pero el frenesí de conquista llevará a enfrentarlos a la más poderosa mafia local. Es así como un enfrentamiento sangriento determinará cuál de las dos prevalecerá, en un apoteótico desenlace.

El director japonés impone su inconfundible estilo en esta obra: cámaras estáticas y diálogos sucintos; bellas imágenes (como los asombrosos tatuajes de los yakuza) frente a violentas situaciones; música amena interrumpida por el estruendo de los disparos y los gritos. La idiosincrasia nipona, representada por Aniki, se contrapone al estilo de vida que éste halla en los Estados Unidos. Su hermano, quien evidentemente se ha americanizado, le parece casi un extraño en las primeras impresiones. Pero sutilmente va reconociendo nuevamente en él su vínculo familiar y la relación fraternal se reanuda, incluso con más fuerza que en su país de origen. No faltan las oportunidades en que los hermanos están dispuestos a sacrificar sus propias vidas por su código de honor, ése que determina que se respaldarán por siempre y que no permitirán que el otro salga lastimado. Han comprendido, finalmente y muy lejos de casa, el significado de la palabra brother; sin importar cómo se pronuncie o en qué lugar del planeta se encuentren.

Publicado por BC

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