Ya estás cansado del pochoclo? En busca del buen cine tiene la solución... CINE EN SERIO

viernes, 14 de mayo de 2010

Stellet Licht (México – Alemania – Holanda – Francia, 2007)


“A surprising picture, and a very moving one as well”. Las palabras avalan la elección de la película que se presenta. Y más aún cuando se trata de la opinión de un director genial, cuyo conocimiento acerca del arte cinematográfico puede considerarse omnímodo, como lo es Martin Scorsese. Pero es otro el creador de esta obra maestra, y su nombre es Carlos Reygadas. Este es el tercer trabajo del cineasta mexicano, que parece haber alcanzado aquí la madurez plena en su estilo después de lo insinuado en Japón y Batalla en el cielo, sus dos propuestas previas. Estilo que tiene como estandarte la belleza estética y la inacción, y cuya distintiva lentitud se alcanza –entre otros recursos- a través de largas tomas y planos estáticos.

Luz silenciosa narra las acciones de Johan, un campesino que pertenece a la comunidad menonita del norte de México. Si ya su mero nombre sugiere una distancia con su país, su apariencia la ratifica y su lenguaje la verifica: se comunica en plautdietsch, un dialecto utilizado por los menonitas rusos que poco tiene que ver con el español. Johan lleva una vida austera, profundamente religiosa y rutinaria. Trabaja en el campo y vive con su familia, compuesta por su mujer, Esther, y sus siete hijos. Es respetado entre sus pares de la comuna, que se encuentra aislada y cuyos modos y costumbres lejos están de los que se observan en cualquier urbe o poblado del país azteca. Mas no todo lo que brilla es oro. Hace un tiempo que mantiene él una relación extramatrimonial. Y esto, más allá del dilema familiar y social con el respectivo cargo de conciencia que le genera, lo pone en contra de un ente superior y sagrado: la Biblia, nada menos que la palabra de Dios.

Desconcertado, Johan acude a su padre. Para su sorpresa, el padre –que es ministro religioso- ha atravesado una experiencia similar y podrá aportar sabias palabras al respecto. De cualquier forma, la decisión no es fácil ya que sus sentimientos hacia Marianne (tal el nombre de la tercera en discordia) son absolutamente genuinos; él está completamente enamorado de esta mujer. Ella forma parte de la comunidad, y cumple con todos los requisitos necesarios para ser considerada digna de su amor. ¿La ama tanto, acaso, como a la madre sus hijos? He aquí la disyuntiva que lo azota y lo flagela sin tregua alguna. Pero hay un detalle importante que hará todo más complicado aún. Y es que él le ha comentado a su mujer la situación… Acertada o no, la decisión tendrá como consecuencia una precipitada aceleración de las acciones que llevarán a un final fantástico (en el sentido literal del término, aunque también –porqué no- en el figurado) y cargado de simbolismo.

La belleza de las locaciones donde transcurren las acciones, el ritmo cansino y el uso de actores no profesionales dotan a la obra de un alto contenido poético. La extrema consideración por la estética hace de esta película un espécimen único e imperdible. Las influencias de Antonioni, Tarkovski, Malick y muchos otros son claramente apreciables; pero, afortunadamente, no dejan de ser sólo eso. Si el cine, como sostiene André Bazin, sustituye nuestra mirada por un mundo más acorde con nuestros deseos, entonces no cabe duda que lo que hace Reygadas es cine. Y me permito agregar, querido lector: cine del más puro.

Publicado por BC

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